miércoles, 2 de julio de 2014

ESPECIAL: 75 AÑOS DEL EJÉRCITO DEL AIRE

LOS AÑOS 40: LA POSGUERRA (1939-1949)


Hispano Aviación 1109 ''Buchón''

El Ejército del Aire de España fue creado en el año 1939, después del final de la Guerra Civil. Los nombres que habían recibido las fuerzas aéreas de ambos bandos durante la contienda no podían seguir vigentes, siendo Fuerzas Aéreas de la República Española en un bando, y Aviación Nacional en el otro. Al término del conflicto, del que el General Franco salió victorioso, estas dos se fusionaron en una sola, que sería la que se encargaría de la defensa aérea de España desde entonces. Se decidió llamar a esta nueva fuerza aérea como Ejército del Aire, un nombre no demasiado usual, ya que la palabra Ejército suele hacer referencia a las fuerzas de tierra. Sin embargo, esta curiosa denominación no fue única en su especie, porque en su país vecino, la República Francesa, a la fuerza aérea también se la denominaba Armée de l'Air.

Los primeros años de existencia del Ejército del Aire fueron muy duros. España había vivido la guerra más destructiva de su historia, y el país estaba totalmente asolado. La economía, hundida. En definitiva, no había ni dinero, ni infraestructuras, ni nada que existiera antes de la guerra se había librado de los efectos de la campaña. Era necesario partir de cero en la recuperación. Sin embargo, otro conflicto de proporciones épicas impidió al país comenzarla de manera efectiva: la Segunda Guerra Mundial, que empezó apenas cinco meses después.

Durante la nueva guerra, el Estado Español adoptó una postura de neutralidad, pero favorable a las potencias del Eje, con las que simpatizaba, hecho que a la postre provocaría su total aislamiento del mundo tras el fin del conflicto. En una Europa dividida por el odio y la guerra, y una España arruinada sin las infraestructuras necesarias, era para el Ejército del Aire imposible renovar su flota de aviones, en la que algunos ya comenzaban a estar anticuados, como los famosísimos Polikarpov I-16 e I-15 tan célebres en ambos bandos durante la Guerra Civil, o el Fiat CR.32 Chirri.

Un Fiat CR.32 ''Chirri'' con los distintivos de la desaparecida Aviación Nacional

Por ello, los mismos aviones que habían participado en el conflicto nacional, muchos de ellos heredados de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, serían los mismos que deberían defender a España en medio de un conflicto mundial. Algunos de esos aviones continuaban siendo la punta de lanza de las fuerzas nazis, como el Messerchmitt Bf 109 o el Junkers Ju 52, pero sin embargo, no eran suficientes; existían grandes carencias.

Para remediar esta situación se encomendó a la recién creada Construcciones Aeronáuticas Sociedad Anónima (CASA) y a la ya veterana Hispano Aviación, fabricar nuevos aparatos bajo licencia, de los modelos más modernos del Ejército del Aire y la Luftwaffe. De esta idea surgieron los modelos CASA C.2111 Pedro, fabricado a partir del Heinkel He 111, el CASA C.352, idéntico al antes mencionado Junkers Ju 52, o el Hispano Aviación 1109 Buchón, versión española del mítico Bf 109, que no entraría en servicio hasta 1956, ya total y absolutamente obsoleto.

CASA C.2111 ''Pedro'': Estuvieron en servicio durante 33 años

A pesar de la eventual neutralidad de España, eran frecuentes los roces entre las escuadrillas de caza españolas y aviones aliados que violaban el espacio aéreo. Las zonas más conflictivas en este aspecto eran las Islas Baleares, donde algún avión español fue derribado por los británicos al confundirlo con italianos, el estrecho de Gibraltar, donde la artillería antiaérea, la Armada y la fuerza aérea de británicos, franceses y españoles estaba en constante choque, y las Islas Canarias y el Sahara, donde los aviones franceses y estadounidenses, en persecución de los submarinos alemanes, eran interceptados por los Chirri españoles tras las continuas violaciones del espacio aéreo.

También era muy común que los españoles se vieran involucrados en las luchas sin participar en ellas, como cuando los británicos atacaban a los submarinos nazis en el Cantábrico, cuando algún avión era abatido frente a las costas o cuando debían hacer aterrizajes de emergencia por daños. Por ello, España compró a Alemania diversos hidroaviones Dornier Do 24, los primeros que tuvo el Servicio Aéreo de Rescate, con la función de rescatar del mar a las tripulaciones de los aviones beligerantes que fueran abatidos.

Franco además sentía cierta deuda para con Alemania por la ayuda prestada por esta durante la guerra con la Legión Cóndor,  de modo que en pago de la misma, compró a los nazis unos pocos aviones de reconocimiento, los Heinkel He 188, así como los bombarderos Junkers Ju 88. Aparte de estas adquisiciones, diversas escuadrillas del Ejército del Aire intervinieron en las batallas aéreas del Frente del Este, especialmente el asedio a Leningrado, bajo la llamada Escuadrilla Azul, cosechando un éxito importante con unos 165 derribos favor y 25 en contra. Sin embargo, a partir de 1943, cuando la campaña en la Unión Soviética empezó a cambiar de signo, esta unidad fue desmantelada y regresó a España. No obstante, también cabe destacar la participación de pilotos españoles exiliados entre las Fuerzas Aéreas Soviéticas hasta el final de la guerra, muchos de ellos ases de la Guerra civil, con más experiencia que los pilotos rusos.

Bf 109 de la Escuadrilla Azul

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, los regímenes totalitarios de Hitler y Mussolini habían caído, sin embargo, las potencias vencedoras vieron en la neutral España una similitud importante con respecto al fascismo italiano, y dejaron al país completamente aislado del panorama internacional, siendo España el único país de Europa Occidental que no recibió las ayudas americanas del Plan Marshall.

En 1946 se creó la Legión de Tropas de Aviación, antecesora directa de la actual Brigada Paracaidista, y años más tarde aún se producían modelos ya desfasados como los Pedro o los Buchón, y lo seguirían haciendo hasta bien entrados los 50, cuando ya volaban por los cielos de América los míticos B-52 o F-4.

A finales de la década de 1940, el Ejército del Aire seguía operando mayoritariamente los mismos aviones que habían combatido hacía ya más de diez años en la Guerra Civil, ya totalmente obsoletos, mientras que por los cielos del resto de Occidente ya comenzaban a volar los primeros aviones a reacción.


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